¿Quién soy?
¿Dónde está mi estrella?
¿Dónde se esconde mi voz propia
cuando los escaparates rojos
se llenan de títeres sin rostro
que bailan en noches cerradas solo para mí,
sus danzas diabólicas haciendo crujir
el suelo que me sostiene?
¿Será ese canto de sirenas
previamente orquestado,
el que me trajo hasta aquí:
encrucijada sin retorno
de la que no logro ver el final...
Como cuando me precipitaba
en la Avenida sin fondo, bajo el cielo eléctrico
de esta ciudad insomne, en los días raros…
observando los rostros sin vuelo de la gente,
haciéndome de espejo frente a la muerte,
convulsionando, mientras el corazón digiere
el insólito mundo que nos brama , las cosas…
que sin haberlas imaginado nunca, nos suceden.
Por suerte, aún me nombra
quien me ama, y me espera alerta
iluminando el camino de regreso
cuando he malvendido mi alma
y he incendiado todos los caminos
que conocía de vuelta a casa…
Me detiene en seco, sacudiéndome la cabeza
me grita: - ¡Despierta!- , como a quien se le revela
irremediable y abrumadoramente una verdad insólita,
y siento un bloque de piedras lloviéndome encima
y súbita y desesperadamente… , lo entiendo todo.
Y duele…
Duele…
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