Necesito contarte
que ultimamente me da miedo
la noche sobre los cristales.
Un ejército de zombies
declaró la guerra a la esperanza
y ya nadie habla por no llorar...
Invaden los adoquines, los restaurantes,
las aceras..., sin saber que
están heridos de gravedad
por fantasmas sin rostro que
los acechan y que disparan a matar.
Necesito contarte que estoy cansada
de la primera línea de combate,
que esta ciudad ya no es trinchera
desde que la gente toma pastillas
para no soñar, y vende su alma a cualquiera
que le doble la apuesta...
Y las calles de mi barrio huelen a orina
a tráfico y a destilería;
y han cambiado las queserías de toda la vida
por tiendas de muñequitas de gitana
y horteros mandiles para los turistas.
Han inyectado el hielo en la sangre de la gente
y los ciegos de repente dejaron de ensayar.
¿Nos quedará un lugar al que volver entonces
para hacer de la vida, lo que merece
una gran función?
Comentarios
Publicar un comentario